La historia de los drusos está ligada a la dinastía de los descendientes del califa fatimí al-Hakin (996-1021) a quien los isamilíes califican como una encarnación de la divinidad.
Los drusos se consideran creyentes del único Dios y esperan el retorno de al-Hakin como mahadí.
Se reúnen los jueves (a diferencia del resto de los musulmanes, que lo hacen los días viernes) y rechazan muchas de las preschipciones de la shariah. Además creen en la transmigración de las almas y practican la monogamia.
Los drusos conforman una comunidad de al rededor de medio millón de personas. La doctrina no se difunde sino que es conocida solo por los iniciados. En la actualidad se extienden por Siria, Israel, Jordania y el Líbano.